Nació en San Pablo Guelatao, Oaxaca, el 21 de marzo de 1806, hijo de zapotecas. A los tres años fallecieron sus padres, Marcelino Juárez y Brígida García, quedando al cuidado de sus abuelos paternos junto con sus hermanas María Josefa y Rosa. Tras fallecer sus abuelos se trasladó a vivir con su tío Bernardino Juárez, quién se dedicaba al pastoreo de ovejas. Fué ahí donde Júarez aprendió el laboreo y las tareas campesinas, si bien su tió le enseñó a leer y a escribir el idioma castellano, que consideraba esencial para prosperar económica y socialmente.
A los doce años, se se escapa de casa y se establece con su hermana María Josefa, cocinera en la casa de la familia Maza. Durante esta etapa, gracias a su hermana y a la propia familia Maza, consigue seguir con sus estudios y vive unos años de estabilidad. Aprendió también un oficio en el taller del encuadernador Antonio Salanueva, lo que le permite también aprender mediante la lectura de autores como Feijóo o Plutarco. Ingresa en el seminario, como alumno externo, el 18 de octubre de 1821, el mismo año en que México declara su independencia.
En 1834 obtiene su licenciatura en Derecho y ya tiene encaminada su carrera política, tras ser en los dos años anteriores diputado por Oaxaca. En 1846 ya es miembro del Congreso, siendo entre 1847 y 1852 gobernador de Oaxaca. El régimen dictatorial iniciado un año más tarde le condena al destierro en La Habana, volviendo dos años más tarde para ocuparse del Ministerio de Justicia. Desde su puesto emprendió una profunda labor legislativa con dos líneas principales: la reforma agraria y la sumisión del ejército y la iglesia al gobierno civil. Su cuerpo legislativo se plasmó en la constitución liberal moderada de 1857.
Un golpe de estado dirigido por Ignacio Comonfort hizo a Juárez ser encarcelado, inició una guerra civil y llevó a la presidencia del ejecutivo al conservador Félix Zuloaga. Más tarde, logró formar un gobierno constitucional en Guanajuato y, algo después, en Guadalajara. Perseguido, hubo de exiliarse en Panamá, volviendo a méxico en mayo de 1858 estableciéndose en Veracruz. Su gobierno fue reconocido al año siguiente por los Estados Unidos, iniciando entonces todo el proceso político conocido como la Reforma. Su programa suponía una redicalización de la Contitución de 1857, al incluir la nacionalización de los bienes eclesiásticos, la eliminación de las órdenes monástica, la creación de un registro civil y la separación de la iglesia y el estado.
La victoria de San Miguel Calpulalpan en 1860 dió el triunfo definitivo al gobierno constitucional de Juárez, si bien la suspensión del pago de la deuda externa, decretada por Juárez, tensó las relaciones con Francia, Gran Bretaña y España. El convenio de la Soledad apaciguó los ánimos de españoles y británicos, en cambio Francia se decidió a intervenir militarmente. En 1864, ocupada la Ciudad de México, los invasores proclamaron al archiduque Maximiliano de Austria como emperador de México. La situación bélica obligó a Juárez a extender sus poderes presidenciales para contrarrestar la ofensiva francesa. Así, el triunfal sitio de Querétaro (1867) acabó con el fusilamiento de Maximiliano el 19 de junio en el Cerro de las Campanas.
Reelegido presidente, su mandato conoció innumerables problemas. El primero de ellos era el bandolerismo y la lucha armada revolucionaria, que amenazaba la estabilidad del régimen. No menos importante era la oposición de grupos reaccionarios, opuestos a la constitución. Acusaciones de corrupción y fraude en las elecciones minaron la confianza popular en el gobierno de Juárez, rematada con su intento de alcanzar mayores cotas de poder para estabilizar al país. La contestación popular cundió incluso entre sus propias filas, dando como resultado la deserción de Porfirio Díaz, militar destacado en la lucha contra Maximiliano, y de Lerdo de Tejada, quien fundó su propio partido. Algunos pronunciamientos, como los de Treviño y Naranjo, hubieron de ser sofocados y minaron las ya de por sí escasas fuerzas personales y políticas de Juárez.
La presión de Porfirio Díaz sobre Juárez, al que acusaba de dictador, acabó en una revuelta cuya propuesta principal era impedir la reelección de los presidentes de la República. Tras reprimir este último levantamiento, el 18 de junio de 1872 falleció Benito Juárez de un ataque al corazón, dolencia que sufría desde tiempo antes.